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13 al 17 Diciembre participamos de la Feria Navideña que se llevó a cabo en la Tv Pública. http://www.youtube.com/watch?v=X5I9qsReOxc


3 al 8 de diciembre en la Feria de la Rural



12/11  
En la TV Pública en el programa "Vivo En Argentina" micro realizado por el Ministerio de Desarrollo Social
www.desarrollosocial.gob.ar/Noticia.



El 18 y 19 de Octubre estuvimos en el 
10º Festival Internacional de Percusión en Mar del Plata 



El 28 y 29 de Septiembre participamos con nuestros productos en el 4º Festival de Percusion de La Marechal



 
Del 8 de Agosto al 19 de Agosto en


Temprano Para Tarde - Creador "LMC Percusión"

 

Nota en el diario el Territorio Digital de Misiones 23/12/2012

http://www.territoriodigital.com/images/logotdedimpresa.jpg 
Al ritmo de la calabaza
Nacho Fernández es luthier de tambores, panderetas, cascabeleros y shekeres. Todos esos instrumentos se crean a base de porongo.
Domingo 23 Diciembre de 2012


“Mucha gente piensa que la calabaza es un yuyo. Les he demostrado que no es así”, afirma Ignacio Fernández, luthier de instrumentos de percusión. Nacho, como así se lo conocía mientras vivía en Posadas desde adolescente, tiene su taller y reside en Parque Chacabuco, Capital Federal. Allí pasan a comprar o testear sus instrumentos.
Músicos de Vicentico, estudiantes de la Escuela de Música de Buenos Aires o miembros de La Chilinga se han llevado distintas piezas de percusión, como los shekeres, que se hacen a base de calabazas de peregrino o conocidos también como porongos.
Nacho hace las cuentas de plástico o semilla que rodean a la calabaza hueca y los transforma en objetos apreciados. Tal es así que la empresa Instrumentos Parker  vende sus creaciones en distintas ciudades del país. La marca de fábrica, es decir del taller de Nacho, se llama LMC, las siglas de La Mano que Construye. Con calabaza, Nacho elabora tambores, maracas y cascabeleros, también udus y güiros cubanos; afoxe y panderetas. Además, otros curiosos instrumentos como el hit-hat skeker, que se coloca en el pie. Pero sin duda, las vedettes del taller son los shekeres - que valen 1.300 pesos-, una familia de tres instrumentos con distintos sonidos, según enseña Nacho.
“Caja es el grandote; el que sigue en tamaño es Mula y el chiquito es cachimbo. Entre los tres arman una rítmica. Se usan mucho para cantos”, explicó. “El shekere estuvo como un accesorio en la percusión pero en definitiva es un instrumento más. Tienen todos los tres notas distintas”, indica el luthier, que también toca para el grupo Negro Albino, integrado por argentinos y venezolanos.
Nacho se abastece de calabazas de Misiones, Chaco y Entre Ríos. Entre sus labores artesanales, se encuentra un llamativo kit para niños, en el que hay distintos instrumentos musicales a pequeña escala pero que gozan de un sonido de alta fidelidad, muy lejos de la mala calidad de los juguetes industriales. “La idea es que con la misma instancia de crecimiento el chico pueda estar en contacto con un sonido, digamos, verdadero. También está en esa búsqueda de que puedan jugar con un instrumento que suene y que los padres les terminan sacando”, admite Nacho.
El luthier, que aconseja a los productores rurales la plantación de la calabaza, se muestra agradecido con sus amigos de Posadas, donde aprendió mucho de la música, como en La Murga de la Estación. “Estoy devolviendo mi trabajo con las manos”, afirma Nacho.

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